El club sibarita: Pasta e Vino

Ayer me junté con el Club Sibarita a conocer el Pasta e Vino de Santiago. El Club Sibarita (que en realidad no es un club, pero me gusta decirle así porque siempre somos los mismos) está formado por 3 parejas, mi mejor amiga de la universidad con su pololo, la mejor amiga del colegio de ella con su pololo y yo con el mio. Hace ya un par de meses nos juntamos 1 ó 2 veces al mes a comer en diferentes restoranes de Santiago. A partir de ahora voy a sacar fotos cada vez que salgamos para que puedan conocer diferentes alternativas.
Bueno, la cita de anoche fue en el Pasta e Vino de Santiago. Este restorán está en Bellavista en la calle Constitución y está dentro del Hotel Aubrey.
La entrada es bastante bonita, las escaleras de piedra y las cascadas le dan un toque especial, el hecho que esté a los pies del cerro también le aporta bastante al paisaje.
Las fotos no están muy buenas y tampoco pude sacar muchas del restorán porque la iluminación era muy tenue y como no me gustan las fotos con flash, esto es lo que hay :)

Mientras esperábamos a nuestros amigos, pedimos una rica masa filho con camarones, rúcula, queso y ricota, la verdad muy buena, nada que decir. Venía dividido en 2 y era una porción bastante razonable para empezar.
Notaron que linda la tela de peces que tenían puesta en la pared? No se ve bien pero es toooda una pared del restorán. La decoración es clásica igual, diferente a la de Valparaiso que es más minimalista. La atención aquí también es diferente, allá en Valparaíso es más personalizado, un mozo te explica cosas, te trae los platos, te recomienda, aquí todo era más impersonal, tuvimos que llamar muchas veces al mozo para que nos pescara.

Luego en los platos fue donde me desilusioné de este lugar (lamentable porque el de Valparaíso es mi restorán favorito). Si ustedes ven el primer post de este blog, que hablaba de mi viaje a Valparaíso y de los lugares donde comí, el Pasta e Vino era lejos el mejor de todos, las fotos de los platos eran algo apetitoso a simple vista y las salsas que acompañaban las pastas eran cremosas y abundantes. En los platos santiaguinos como pueden ver, nada de eso se dio. En este plato por ejemplo, los ñoquis estaban pasados, es decir blandisimos, parecían puré. La salsa de 4 quesos andaba bien, pero los ñoquis en sí, demasiado blandos al punto harinosos. Más abajo pueden ver los ravioli de zapallo que pedí (sí, tenía tan buen recuerdo de los ravioli de zapallo del otro Pasta e Vino, que estos fueron un bajón, no tenían la salsa de naranja con camarones) con queso de cabra a la mantequilla y hierbas. Yo no se ustedes, pero yo veo 4 hierbas locas y el plato seco. A la mantequilla las cosas por lo general son más jugosas, además el queso de cabra venía super poco integrado, venía frío y sin derretir, como que quiso ser derretido, pero no.
En general los platos de fondo dejaron mucho que desear, porque por lo demás, el restorán de aquí es mucho más caro que el de allá!!! Un plato está entre $9.000 y $10.900 y la verdad que por la calidad no lo vale, ni un poco. No digo que estuvieran malos los platos, pero no estaban excelentes y para mi un plato de $10.000 promedio debe ser excelente. No cumplió con nuestras espectativas simplemente.

El punto rescatable del lugar fueron como dije antes la entrada y los postres. El brownie con helado de castañas estuvo maravilloso, igualito al de allá. El crujiente de manzanas estaba bien, pero no es de mis favoritos. Si me preguntan si repetiría esta experiencia local les digo sin dudarlo que no. No la repetiría, no me gusta pagar mucho si no salgo realmente feliz. Si de verdad quieren vivir una experiencia Pasta e Vino no lo duden en pegarse un viaje a la quinta región y probarlo allá. No hay otro como ese, el original. Allá si vale la pena la relación precio-calidad, además que es otro ambiente, más íntimo, más cuidado. Ese sí es mi restorán favorito, el de aquí es sólo una franquicia (nos llevamos esa impresión por lo diferente respecto al otro, pero quizás estamos equivocados) que no le hace justicia al original.